¿Qué es la violencia Organizacional?

La violencia organizacional es cualquier tipo de agresión que sufre un trabajador/a o más (se incluyen los niveles directivos, quienes también pueden sufrir violencia al ser un trabajador/a más de la empresa) en situaciones relacionadas con el trabajo, ya sea dentro del horario laboral como fuera del mismo. Los acosadores pueden ser jefes, compañeros o clientes. El miedo a perder el puesto de trabajo, la perdida de los derechos con la crisis, la presión para incrementar el ritmo de trabajo y/o alargar las jornadas de trabajo, etc. Son formas de violencia organizacional. La violencia organizacional no son solo agresiones físicas, sino que se incluyen, palabras, actitudes, comportamientos, conductas intimidatorias, de acoso, amenazas, trato vejatorio, abusos, etc. Puede darse tanto dentro como fuera del lugar de trabajo y puede empezar con amenazas, agresión verbal y seguir con intimidaciones, agresiones físicas y hasta el homicidio. A veces su identificación es muy clara y otras veces son tan sutiles que llevan a confundirse con comportamientos cotidianos, tan importante es detectar la situación como comunicar que se sufre violencia en el puesto de trabajo.

¿Qué consecuencias puede tener la Violencia Organizacional?

Cada persona reacciona de forma diferente, ante situaciones de violencia, ya sea física como psicológica, pero una situación de violencia mantenida en el tiempo puede afectar tanto emocionalmente como físicamente llegando a dejar secuelas que producen patologías, inseguridades, ansiedad, irritabilidad, fatiga crónica, etc. Los trabajadores/as que han sufrido violencia en su puesto de trabajo pueden necesitar ayuda psicológica para volver a retomar sus vidas.

¿Qué tipos de violencia existen?

VIOLENCIA TIPO 1

Quienes llevan a cabo las acciones violentas no tienen ninguna relación legítima de trato con la víctima. Es decir, no existe un trato comercial o de usuario entre el perpetrador y la víctima. Los casos más habituales se refieren a acciones con ánimo de robo.

Ejemplo: establecimientos comerciales, bancos, lugares de almacenamiento de objetos valiosos, personas que trabajan con intercambio de dinero, taxistas, etc.

VIOLENCIA TIPO 2

Existe algún tipo de relación profesional entre el causante del acto violento y la víctima. El primero puede ser quien recibe un servicio ofrecido por el lugar afectado por el hecho violento o que ofrece la propia víctima. Normalmente se producen mientras se ofrece el servicio.

Ejemplo: Seguridad pública, conductores de autobús, profesores, vendedores, etc.

VIOLENCIA TIPO 3

Existe un nexo laboral e incluye las agresiones diversas entre compañeros de trabajo, o las perpetradas contra jefes, o por parte de jefes. Lo más habitual en el tipo III es que el objetivo de la acción violenta fijado por el agresor sea un compañero de trabajo o un superior suyo.

Es fundamental prevenir las situaciones de violencia laboral. Cumplir la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, poniendo en práctica los recursos y disposiciones que contempla. En este caso, la evaluación de riesgos, que es el punto de partida de toda acción preventiva, y dentro de esta área, la evaluación de los riesgos psicosociales.

La actuación de violencia en el trabajo precisa un cambio sustancial de perspectiva:

En primer lugar, es necesario centrar la actuación en el ámbito de la empresa antes que en el ámbito jurídico.

En un segundo lugar, actuar a través de un proceso preventivo proactivo e integral antes que a través de prácticas puntuales y reactivas.

Y, en tercer lugar, considerar la violencia laboral como un proceso y en su conjunto, más que sólo como cuadros de daños parciales.